16 agosto 2010

Los refugiados tamiles y la flotilla a Gaza: similitudes y diferencias

El viernes recién pasado arribó a costas canadiendes un buque de carga portando alrededor de 480 inmigrantes ilegales desde Sri Lanka. Entre ellos unas 50 mujeres y unos 50 niños.
A varios kilómetros de la costa, la nave fue abordada por oficiales canadienses los que se hicieron cargo de la nave y la transportaron hasta el lugar en que las autoridades habían determinado para recalar y desembarcar.
Hoy ha comenzado el proceso de registro e identificación de cada uno de los inmigrantes. Todo bajo detallada y minuciosa inspección del buque y de cada uno de los foráneos que solicitan refugio.

Servicios de inteligencia canadienses sospechan que entre ellos pueden venir militantes tamiles, con un problemático pasado de violencia y terrorismo. Esperamos que la inspección sea cuidadosa.
El caso ha elevado muchas voces de protesta que recuerdan que Canadá tiene un mecanismo legal para solicitar refugio que funciona muy bien, y que no hay excusa alguna para que estas personas no sigan aquel procedimiento.

Podemos contrastar este escenario con la llamada "flotilla de ayuda humanitaria" que, también ilegalmente, trató de romper el bloqueo militar que Israel lleva a cabo en Gaza. En ambos casos una nave extraña, llena no se sabe de qué, intenta llegar a costas controladas por un país.
En ambos casos, las autoridades que controlan la costa solicitan por todos los medios a la nave que cambie rumbo o que, al contrario, deje que oficiales suban al barco, lo inspeccionen y lo deriven hacia la costa o hacia donde las autoridades lo estimen conveniente.

Hasta aquí llegan las comparaciones, porque en el caso canadiense los oficiales abordaron y tomaron mando del buque sin problema alguno, mientras que el caso de la flotilla los oficiales israelíes fueron brutalmente atacados mientras intentaban subir a bordo - como han mostrado decenas de filmaciones de la operación.
En el caso canadiense, la tripulación y los tamiles a bordo de la nave ilegal se han atenido a todas las instrucciones que los oficiales canadienses les han ordenado, mientras que en el caso israelí, la tripulación y parte de la gente en la nave ilegal atacó a los oficiales, los golpeó, quitó las armas a algunos, les disparó, los apuñaló e incluso intentó secuestrar a algunos de ellos al interior de la nave.

Lógicamente, en un caso el proceso fue pacífico, mientras que en el otro se desató la violencia, la que finalizó con muertos y heridos. No hay que ser un genio para darse cuenta que los solicitantes de refugio tamiles han actuado hasta ahora con sensatez, mientras que la actuación de lo organizadores de la flotilla a Gaza fue absolutamente irresponsable e inaceptable.

Otra cosa queda también clara: si los tamiles hubieran rechazado violentamente a las autoridades y hubieran atacado, disparado y apuñalado a los oficiales canadienses que subían a bordo, lo más probable es que la situación también hubiera finalizado con heridos y quizás con muertos.
Y nadie, absolutamente nadie en el mundo, estaría exigiendo comisiones investigadoras de la ONU, ni otras. Ni Canadá tampoco las hubiera aceptado, ya que habría actuado de manera lógica y soberana.
Nadie tampoco, llamaría "criminales" a los oficiales canadienses y todo el mundo habría entendido las condiciones que habían gatillado la violencia y la ecuanimidad de la posición canadiense en el asunto.

Pero no en el caso israelí. En el caso israelí todo el mundo gritó, se solicitó de inmediato una investigación internacional y las autoridades israelíes fueron objeto del escarnio mundial y de un linchamiento mediático automático e inmisericorde.
Es que Israel no puede esperar ser juzgado con la misma vara que las demás naciones. Sus acciones siempre serán criticadas (sean criticables o no), y serán objeto de una propaganda negativa instantánea en la media. Cualquiera de sus acciones será seguida de condena mundial, incluso en casos de defensa propia e incluso antes de juicio alguno.

¿Por qué esta enorme diferencia entre el trato que el mundo (la media y la ONU) otorga a todas las naciones y a Israel?
Una sola respuesta: hipocresía y antisemitismo.
Una hipocresía alimentada por intereses económicos y políticos, y un antisemitismo subyacente o abierto que cree que el judío no tiene los mismos derechos que los demás: que debe ser juzgado con doble dureza y debe ser hallado siempre culpable.
Ha sido la costumbre por dos mil años, no?


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